domingo, noviembre 11, 2007

SANTA SUMISION por H.Verbistky


La beatificación del hijo de un cacique vencido en la expedición del Ejército a la Patagonia en el siglo XIX sacraliza el rol de la Iglesia Católica como sustento dogmático de la represión. Coincide con su reticencia a formular un liso y llano mea culpa por la conducta de su Episcopado durante la guerra sucia contra la sociedad argentina en la última dictadura. Ceferino murió adolescente, víctima de la tuberculosis, contagiada en las tolderías por soldados y misioneros.


Ceferino Namuncurá, quien hoy será beatificado en Chimpay, Río Negro, era hijo del cacique mapuche Manuel Namuncurá, quien el 5 de mayo de 1884 se sometió a las tropas del general Julio Roca. Fue mediador de su rendición el misionero salesiano Domingo Milanesio, quien en la Nochebuena de 1886 bautizó a Ceferino, en Chimpay. Sobre la humillación, escarnio: el Ejército vencedor concedió a Manuel Namuncurá ocho hectáreas de tierra y el grado de coronel y la Iglesia Católica elevará a uno de sus hijos a los altares. La beatificación de Ceferino sacraliza el rol de la Iglesia Católica como sustento dogmático de la represión contra los sectores subordinados de la sociedad. Coincide con la ostensible dificultad de esa institución para efectuar un liso y llano mea culpa por el comportamiento de sus jerarcas durante la guerra sucia militar contra la sociedad argentina del siglo pasado, pese a que entre sus miembros actuales sólo quedan dos de los integrantes de aquel entonces. Las campañas de Roca y de la última dictadura consolidaron grupos de poder decisivos y nuevas formas de inserción en el mercado mundial....

ver en http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-94491-2007-11-11.html


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